sábado, 15 de febrero de 2020

Inteligencia emocional

Digo que me acabo de dar cuenta de algo, pero no es cierto, esto ya lo descubrí hace mucho tiempo, solo he tratado de lidiar con ello y cubrir una cosa con otra para olvidar y no pensar.
Existe un punto de incompatibilidad que tengo terror de aceptar, terror por lo que pienso que puede significar, terror que me he negado a sentir.
Soy un ser humano, me he descubierto a lo largo del tiempo, aún no me conozco del todo, y comprendo que tú también tienes tu propio proceso, por ello he entendido que necesito compartir más que el dinero, la casa, las preocupaciones y los planes, necesito compartir sentimientos, momentos para hablar de lo que ronda por la cabeza y no es concreto, discusiones sobre lo que siento y lo que siente la persona con quien comparto mi vida, comparar, aprender, escuchar y sentir mutuamente, y, lo más importante, necesito la intención compartida de hacer todo eso.
Yo, como ser humano e individual que comparte su vida con un ser compañero, necesito reciprocidad en inteligencia emocional, o, por lo menos, en la búsqueda del equilibrio emocional.
Por muchos años he buscado esconder mi necesidad de ti, de mí misma, negarla y evitarla, porque algo dentro de mí vio que es conflictiva contigo, con tus necesidades, empecé a ver mi necesidad como algo que te impedía quererme, como una característica mía que, en vez de acercarnos, nos iba a alejar. Pero esto es falso, el negarme hablar de mis sentimientos solo hace que deje de crecer como persona y creo que el no priorizar las emociones tanto como la necesidad de ganar dinero para subsistir solo hace que nos comprendamos menos y no sepamos cómo lidiar con nosotros mismos en momentos de angustia o desesperación. Algo como: no deseo trabajar > no produciré dinero > no podré alimentarme/pagar mis estudios/pagar mi vivienda = no deseo darle tiempo a/hablar de mis emociones > no me comprendo/ no comprendo a los demás > caigo en episodios de ansiedad/busco apaciguantes/me hago daño.
Claro que es, en apariencia, mucho más fácil evitar trabajar en la inteligencia emocional, que dedicarle parte de nuestro tiempo a algo que no se ve ni parece dar resultados concretos o que, simplemente, es puro drama. Pero no todos funcionamos del mismo modo, a algunos les puede servir bien dedicar todo su tiempo a actividades más plausibles, con resultados altamente evidentes y que causen una sensación más grande de llenez; mientras que, a otros, no nos sirve del todo ver que "todo va bien" o "tenemos todo lo que necesitamos", porque dentro de nosotros, en la soledad de la mente, las cosas no están completas ni van del todo bien, no porque no se desee, sino porque la mente y las emociones no descansan nunca, una vez que las has escuchado y atendido, te demandan orden, atención y ser parte de tu vida como una necesidad básica. Como el hambre, si no lo calmas, solo se incrementará. 
Entonces, ¿hacia dónde vamos? Yo no deseo ir hacia la inutilidad emocional, no deseo ser ignorada, no deseo que me sigan la corriente para que me calle pronto, yo deseo poder hablar, ser comprendida y acompañada en mis sentimientos, deseo que, cuando me escuchen, intenten buscar entre sus propios sentimientos una emoción similar y, si no la hay, aprender de las emociones de los demás y maravillarse de lo que pueden sentir los demás seres. 

sábado, 8 de febrero de 2020


No es que te vaya a ver por última vez, pero hoy me gustaste más que otros días.