sábado, 12 de octubre de 2013

Franco tiene un franco

Franco tiene un  franco, es el hoy, es el hoy, ¡es el hoy! No lo recuerdo, me molesta no recordar, no recuerdo nada y las memorias que solían bailarme sensualmente en ese paramí de mis ojos se han esfumado. Qué molesto. Qué efímero. Debí haberlo anotado, quiero saberlo todo, saber todo lo que vivimos como tres asufijados, porque hacen reír como si fuese la última risa, la última esbozadura dibujada y otros gestos así. Qué tedioso. Qué molesto. Debí escribirlo cuando lo tenía. Qué molesto. Me fastidia el tener que verme obligada a darme cuenta de lo corto que existe en la caja cerebral un recuerdo tan indispensable, por lo menos eso creo que era; ¡pero qué enfado! No se culpa a la vida, no se culpa a los demás, sino a uno mismo por la falta de interés y la procrastinación y decir lohagodespués. Quiero pensar en los días felices como sinfines de alegría, pero siempre habrán de volver a verse opacos. Yo solo sé que Franco tuvo un franco, y lo tuvo en uno de esos días iluminadores, dadores de risas casi infantiles y sutiles alegrías.