Surgirémonos entre lo que llamamos felicidad para estar
destinados al diluvio derrochador de escozor en el corazón, siempre y cuando
compartámonos los oídos y los ojos y los demás (sin)sentidos mientras reposamos
los dolores que crean la utilización de neuronas para todo menos para pensar no
asesinarlas... Bailaremos desnudos mientras nuestros visores se van alargando y
empequeñeciendo hasta que nos veamos ridículamente felices en un mundo donde no
tenemos lugar más que el de estar juntos por lo que nos falte de muerte.
Para las cenizas de lo que somos mientras nos incendiamos
bajo la lluvia.
Para ti.