Es que no hay en quién creer
por allá tienen más ignorancia que dejadez
por acá tenemos más dejadez que ignorancia
y gracias al humo de los trescientos
(léase pronunciando la «s» apicalmente y la «c» interdentalmente)
que nos han estado consumiendo las esponjas sanguinorápidas de la espalda
a Francovsky Aaronoff y a mí
y a los microorganismos que solían vivir en el pasto
cuando aún era pasto
se formó una densa nube de placeres profanamente sanos
con criaturas exquisitas
llamadas risas
risas que causan sobresaltos
golpes
no
no
resentimientos
se convierten en
no
Entonces decimos que eran risas
y también pequeños
que aún no se conocían
y que mezclaron sus nubes para unirse
No hay comentarios:
Publicar un comentario