sábado, 6 de julio de 2013

El cronopio enfermo

Había una vez, hace un minuto, un cronopio enfermo
se había quitado las botas que cubrían sus gélidas y azules patitas
para poder sentir
que aún le quedaban fuerzas para decir:
¡hace frío!

De pronto el cielo nocturno se vio iluminado por  un rutilante rayo solar
¿cómo es posible?
¿qué sucedió?

El frío de la noche se convirtió en una portada de computadora
un fondo de pantalla sobre paisajes
todo se iluminó por un instante
el sol empezaba a quemar.

El cronopio se tornó rojo como Sara Tomate
se quitó la ropa
dejó de soñar
y dijo
¡pero qué calor!

¿Qué sucedió luego?

Pues, regresó el frió
 del cuerpo caluroso del cronopio empezaron a caer escamas de piel
quemadas por el calor y por el  frío
el cuerpo del cronopio se descascaró
el cronopio ya no era cronopio
ya no era verde
ni azul
ni rojo
era una masa algo grasosa y sangrienta
descascarado.

¿Qué había pasado?

Pasó el dolor
pasó el tiempo
y el cronopio aún seguía enfermo
no de la piel, no
no porque se descascaró, no
sino porque al caerse la superficie que lo cubría
descubrió un ser sin identidad.

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